viernes, 24 de abril de 2015

MARÍA



María se había enamorado del hombre menos indicado, no porque fuese malo; su pecado no era otro que haber nacido en la familia equivocada.
El hombre con el que iban a desposarla sí pertenecía a una familia adecuada, pero aunque le quería mucho, no le amaba desde el alma.
Cuando supo que en su interior comenzaba a nacer el fruto del verdadero amor, sintió pánico. Ella sabía que ese niño era la materialización del sentimiento más puro que dos personas han tenido, pero la sociedad en que vivía nunca lo entendería. Sería castigada hasta la muerte por haber consentido que el amor de su alma se gestase en su vientre.
Cuando se lo contó a José, su futuro esposo, para que hiciese lo que considerase oportuno, quedó maravillada de la nobleza y equilibrio de aquel hombre. La amaba tanto que la entendía y no sólo no pensaba repudiarla, la ayudaría a sacar adelante a ese hijo como si fuese suyo. José sabía que ella no sentía lo mismo, pero pensar en perderla por haber cometido un acto de amor era peor que no cumplir con la injusta ley que dominaba a las mujeres y esclavizaba a los hombres.
María no era la única de su familia que había traspasado los umbrales del amor más allá del legítimo esposo. Su prima sentía que no era suya la culpa de no poder darle un hijo a su esposo y el día que pasó aquel mercader que era como un reflejo de su propio deseo, supo que traería al mundo al hijo deseado.
Para ambas fue la materialización de un sentimiento: un milagro. Y así lo entendieron todos, porque es más fácil creer en milagros que en el amor verdadero.
Esos niños nacieron cada uno con un don que supieron hacer crecer, frente a la mayoría que se niega a verlo en sí mismos. Sus madres, con el apoyo de sus padres, fueron capaces de guiarlos por encima del tiempo y el espacio que les había tocado vivir para que sus almas se expandiesen en este mundo y continuasen su camino después.
María sabía que la sociedad acabaría por castigarla; y así fue, 33 años después, viendo cómo mataban a su hijo. Pero había conseguido algo más grande que el dolor que sentía: hacerlo inmortal por los siglos de los siglos; algo que toda madre desea con toda su alma para ese ser que ha traído al mundo.

domingo, 19 de abril de 2015

MAIO GM LIMING YUE

ESCOLA 5TAICHI8
TAICHI CHEN.
MESTRES QUE ESTARÁN AQUÍ: LIMING YUE E MARIANO UCEDA.
13 -14 DE MAIO 2015.
        GM. Liming Yue, Monse, M. Mariano Uceda

lunes, 6 de abril de 2015

Wudang Madrid


ABANICO CONTRA VIENTO Y MAREA

ENTRENANDO ABANICO

Soplaba un ligero "airiño" de esos tan de la tierra, mejor dicho del océano y el abanico quería tener vida propia dejándose llevar. Con el Atlántico de testigo, Maestro y discípula entrenando en una hermosa playa de las costas gallegas en un mes de marzo.



Forma de 36 de M. Yang Li.
M. Mariano Uceda con Monse.