El hada voló
hasta el cielo para poder ver la situación desde allí; además se respiraba
mejor. Hacer entender al hombre que abajo, donde estaba él, el aire estaba muy
viciado, no era tarea fácil.
Se sentó en
una nube y comenzó a pensar en cómo le había conocido, cómo se había enamorado
de él... y cómo seguía estándolo. Si no se hubiese dado cuenta en su momento de
que podía volar, no seguiría enamorada de él aunque permaneciese a su lado.
Pero allí arriba las cosas que ensuciaban ese amor se depositaban en el fondo y
sólo se veía el agua cristalina que estaba encima; por eso permanecía tranquila
a su lado aunque él la hiriese a veces.
Bueno, no
siempre a su lado. Había decidido que aquello que ella pudiese hacer y él no, lo
haría de todas formas. No todos pueden volar, pero el que no puede tampoco debe
tener derecho a no dejar volar a quien sí puede. Ella podía; él, de momento,
no. Así había descubierto que era un hada, al mismo tiempo que conocía a
Dragón, que también volaba como ella.
Era tan especial su relación con
Dragón... Tan especial como que estaba pensando en él y allí venía, volando
directo hacia su nube.
-¿Qué haces ahí sentada Hada? Hace un día fantástico para volar por toda la tierra; acompáñame y lo pasaremos
bien juntos.
-No gracias, Dragón. Hoy prefiero
volar con la imaginación.
Dragón hizo un gesto de “vale” y
prosiguió su camino.
Hada había perfeccionado su técnica
de vuelo gracias a Dragón, que en su Reino era Maestro. En el Reino de las
Hadas ella provenía de una larga estirpe de Hadas Madre, algo que la llenaba de
alegría pues en su paso por el Reino de los Humanos habían llevado luz allí donde les tocó vivir.
Sabía que ella también estaba
capacitada para llevar luz a los corazones, pero se sentía como una lámpara, a
veces encendida, a veces apagada. Su Hada Madre ya le había dicho que los
humanos son variables y hay que quererlos como son, aunque ellos no te quieran
a cambio. Era duro eso, pero era así…por eso le costaba sacar su luz.
El Reino de los Dragones también era muy peculiar,
porque al igual que en el de los humanos podían ser buenos o malos. Las Hadas
eran buenas por naturaleza y podían encarnarse en hombre o mujer. Los dragones
se encarnaban en el sexo que les correspondía y si el humano era bueno en esencia, el dragón salía con unos
poderes excepcionales; pero si era malo, su maldad multiplicaba la del humano....