miércoles, 27 de septiembre de 2017

EL DÍA QUE TE SIENTES “SUPERIOR”







Hay días así, quizá no muchos a lo largo de una vida, pero seguro que uno por lo menos sí.
Ese día coincide con una situación en tu vida que te pone en la realidad de que hay mucha gente que no es capaz de ver lo que tú ves.  Y claro, la diferente eres tú.
Digamos que estás ante una maravilla del mundo, como puede ser la playa de las Catedrales. Estás rodeada de gente, pero sólo tú sientes  y disfrutas la belleza que te envuelve. Cuando miras a tu alrededor entiendes por qué los demás no se sienten como tú: son sordos, o mudos, o ciegos.
Pues con las cosas de la vida sucede lo mismo. Hay mucha gente a tu alrededor incapaz de ver lo que tú has conseguido ver (aquí ya no entra tanto el sentido físico como el sentido interno de cada uno). Puedes dar muchas explicaciones, pero decides que no; que total, mientras no se les despierte ese mismo sentido que a ti te permite ver lo que ellos no pueden ver, es gastar energías. 
Pero estás feliz porque ves;  y tienes esperanza, porque igual que has llegado tú, algún día llegarán los demás…  o la mayoría por lo menos. Todos los bebés  sanos acaban hablando, caminando, dejando el chupete... sólo que cada uno lo hará cuando esté preparado para hacerlo. Ni los que lo han hecho ya pueden empujar a los que no, pues no es bueno acelerar el proceso; ni los más rezagados han dejado de conseguirlo.
Habrá a quien tal superioridad le de tristeza porque se sentirá sola. Y quizá decida dar un paso atrás y actuar  y ver y sentir como los demás para no ser diferente. Esto tiene un coste: la vida te acaba quitando lo que no utilizas; pero eso sí, serás como los demás. Eso bien mirado se llama rendirse.
Por eso proclamo la esperanza de que todas lleguen al grado de visión más alto, cada una en su momento, sin prisa. Pero teniendo muy presente que lo importante es no rendirse NUNCA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario