lunes, 29 de agosto de 2016

ADAN Y EVA O YIN VERSUS YANG

EL ÁRBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL 




Hay dos relatos en el Génesis que explican la creación de los humanos en la tierra gracias a Dios.
En el primero creó humanos macho y hembra tras haber hecho la luz, la tierra, el cielo y demás criaturas, sin más historias.
En el segundo relato ya habla de un Paraíso en el que coloca al hombre creado del barro. Al hombre le da poder para dominar a todo bicho viviente y también una prohibición: no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. LA MUJER AÚN NO HABÍA SIDO CREADA CUANDO DIOS HIZO LA PROHIBICIÓN.
Después Dios, vio que el hombre no estaba bien solo; le llamó Adán y le dio la orden de poner nombre a toda cosa y ser vivo que tenía en el Paraíso. Tras lo cual lo puso a dormir para sacarle una costilla y crear una mujer SEMEJANTE a él para que le ayudase a cuidar el Paraíso. La mujer fue creada sin nombre y sin prohibición.

Continúa después el Génesis con el relato del origen del mal y aparece la serpiente tentando a la mujer. Y ahí se dirige a ella en plural como si la mujer hubiese formado parte de lo que Dios había prohibido. La mujer comió del árbol de la ciencia y nada pasó. Fue cuando comió Adán cuando se les abrieron los ojos a su desnudez, se enteró Dios y se montó la marimorena:
-maldijo a la serpiente,
-impuso los dolores de parto a la mujer y sometimiento al marido,
-y a Adán, por haber escuchado a su mujer y haber comido del árbol que a ÉL le estaba prohibido, maldijo la tierra, le impuso mil miserias para salir adelante y lo hizo mortal.
Sólo después de todo eso, Adán puso a la mujer de nombre Eva y por una razón: HABÍA DE SER LA MADRE DE TODOS LOS VIVIENTES.
Tenía solución el problema, que el hombre comiese del ÁRBOL DE LA VIDA, sobre el que no recaía prohibición alguna, salvo hasta ese momento en que Dios se cabreó y lo echó fuera antes de que alargase la mano y comiese de él.

Ahora voy a poner un ejemplo para explicar mi sentir con respecto a esta probición y el origen del mal. Pero antes una nota aclaratoria:
Lo habitual es asociar el yang al hombre y el yin a la mujer; siendo eso correcto en la mayoría de los casos, no se puede generalizar. Lo masculino y lo femenino hace referencia a esencia, no a sexo. Así existen muchos hombres yin y muchas mujeres que son yang.
Paso al ejemplo.
Con un descubrimiento como el fuego, una yin lo emplearía para calentar el hogar, cocinar los alimentos, mantener alejados a los depredadores...  El fuego en manos de un yang ha sembrado la muerte (esa que Dios les hizo conocer por incumplir su prohibición) arrasando pueblos y ciudades enteras. Es un ejemplo corto y muy clarificador de como algo es bueno o malo según en que manos caiga.
Por eso Dios sabía muy bien a quien hacía la prohibición: el fruto del árbol de la ciencia en manos de yin llevaría al bien. En manos de yang los haría conocedores del mal.
La solución está en manos de los yang, que han de comer del árbol de la vida. La madre de los vivientes es yin.
 Yin es portadora de esa vida que yang debe descubrir como atraer para recuperar el Paraíso. Una vez recuperado, yang debe mantenerse satisfecho con comer del árbol de la vida y dejar que sea yin la que disfrute del árbol de la ciencia. Si, es algo al alcance de tod@s, pero como todavía hay demasiada mayoría yang (hombres y mujeres) que no están preparados para aceptar la solución, ya la contaré... sabe Dios cuándo.

BENITA MÍLLARA.



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