lunes, 11 de febrero de 2013

Y SI UN DÍA...

"....la mujer se retiró a sus aposentos. Claro que había dicho que no. Era eso lo que esperaban de ella: su marido, el estirado de su padre... incluso las dos criadas que estaban allí en ese momento, lo esperaban. El ambiente se relajó en cuanto pronunció aquella palabra, de forma clara y suave.
¿Por qué preguntar si era lo que se esperaba? Quizá para dar la falsa impresión de que podía decidir; quizá para recordarle a ella que ese era el camino correcto.
Pero aunque ella lo tenía muy claro, esa simple pregunta la dañaba en lo más hondo, porque era algo impuesto, por el bien de los demás, pero impuesto. Lo había asimilado, se comportaba como se esperaba de ella, guardaba silencio....¿era preciso abrir la herida con la pregunta?
No quería derramar más lágrimas, sin embargo ahora había comprendido que tendría que enfrentarse a aquella pregunta en más ocasiones; porque los demás necesitaban oir ese "no" de sus labios....Los ojos se esforzaron por permanecer firmes..."

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