lunes, 8 de diciembre de 2014

“TRANQUILÍZATE MAMI”

 
Esta frase es como un mantra que cada dos por tres escucho de boca de mi adolescente particular.
Un simple comentario mío le provoca su “tranquilízate mami”, y la tranquilidad de la que gozaba hasta ese momento empieza a ser dudosa.
Supongo que es la versión abreviada de “no me des la brasa con tus historias que eres prehistórica total”; cuando el cerebro de un adolescente reconoce la voz de la madre salta un resorte que le obliga a bloquearse para que esa voz no entre en su cabeza.
Sí, esa voz que ya escuchan en tu barriguita y que después buscan constantemente… hasta que llegan a la adolescencia, claro.
Que si llamo para comer: “tranquilízate mami”.
Que si pregunto si hay muchos deberes: “tranquilízate mami”.
Que si lo miro: “tranquilízate mami”.
¡Por dioooos!... además no sale con aquella vocecilla infantil no tan lejana, no, ahora tiene un gallinero en la garganta y a veces suena hasta siniestro.
Claro que como esta mami hace taichi, mi fortaleza mental es grande y vamos llevando con humor el “tranquilízate mami”; una simple mirada transforma ese mantra en “no he dicho nada” y todos contentos.



2 comentarios:

  1. Divina adolescencia! Jajaja. Menos mal que el tiempo lo cura todo.
    Con las niñas es diferente, creo por mi experiencia...así que tendrás que preocuparte de otras cosas.
    Por cierto que horas son esas de escribir un post...un día festivo!

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    1. Escrito ya estaba...jjj...solo copiar y pegar. De niñas ya contarè, aunque quizà prefiera el " tranquilìzare mami"

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